jueves, 5 de abril de 2018

LA PEDAGOGÍA DEL PAN RALLADO

Desde hace unos meses vuestr@s hij@s salen de clase cargados de joyas y tesoros. Ahora se están convirtiendo en cociner@s y vuestros menús se han llenado de croquetas, filetes empanados y otras delicatessen...


Hace tiempo que queríamos explicar la pedagogía que se esconde detrás del pan rallado (y otros tesoros que os muestran orgullos@s cada día) pero el ritmo del proyecto no nos ha dejado muchos huecos. Bueno, vamos con ello:

Durante este trimestre hemos introducido bandejas de uso individual que van cambiando periódicamente. Se trata de materiales de plástica y vida práctica (pulseras de varios tipos, conchas, uso de pinzas, rallar pan...). Estas propuestas se inspiran en los rincones Montessori aunque algunos son bastante heterodoxos...


























Aunque parezca mero entretenimiento queremos subrayar los beneficios que se se esconden tras estas actividades. Son sin lugar a dudas momentos de enorme concentración. Las tareas resultan difíciles pero accesibles por lo que suponen un reto, un esfuerzo y una subida de autoestima al realizarlas. Imaginad la situación por un momento: niños sentados durante 10 o 15 minutos manteniendo focalizada su atención para conseguir acabar algo; algunos descansan y vuelven al día siguiente a acabar el reto (persistencia). Y cuando casi lo tienes se te suelta la pulsera y tienes que volver a empezar (tolerancia a la frustración).

Desde otro punto de vista, son actividades que desarrollan la percepción y coordinación grafomotriz. Son actividades de precisión en las que se desarrolla la manipulación fina (un ejemplo de adultos sería enhebrar una aguja). Se trata de estimular la base física que nos permite materializar la escritura pero sin recurrir a cuadernos de caligrafía o grafomotricidad.



Las bandejas del Lego y el Tente son maravillosas para la lógica y la creatividad. Es un material de construcción que permite imaginar y diseñar estructuras y volúmenes desde la manipulación libre, sin que el adulto tenga que "enseñar" nada. Además, al recogerlo se producen dos procesos muy interesantes; el primero es el orden: les pedimos clasificar cuando desmontan sus creaciones. 







El segundo es que si guardan sus obras para continuar el juego otro día tienen que poner su nombre (lectoescritura significativa). 



Por otro lado son actividades de "mayores". Son tareas rutinarias que ven realizar a sus padres y madres en casa, y como imitar a nuestros referentes es parte del desarrollo personal estas tareas también resultan motivadoras y agradables.



Y esto es el pequeño resumen de nuestro trabajo con las bandejas. Esperamos haber explicado todas las cosas interesantes que se esconden detrás de sus "juegos". Si mañana salen de clase con una pulsera de gomas tal vez la miréis con otros ojos. 



























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